Su vida.
THEODOR HERZL nació en el año 1860 en el Reino de Hungría, en el condado de Pest (hoy la parte oriental de la ciudad de Budapest, que entonces constituía dos ciudades separadas), junto a la Gran sinagoga de Budapest.
Nacido en el seno de una familia judía germanoparlante originaria de la ciudad de Zemun, creció en un ambiente liberal y laico.
Asistió a una escuela judía hasta los diez años. Luego fue enviado a una escuela laica que tuvo que abandonar debido al antisemitismo existente en la misma. De esta forma, ingresó a una escuela evangélica. Allí no tuvo problemas de antisemitismo, pues la mayoría de los alumnos eran judíos.
Su hermana Paulina falleció en 1879, y su familia se trasladó a Viena, donde estudió y obtuvo un doctorado de Derecho de la Universidad de Viena en 1884. Trabajó en esta profesión por un corto tiempo, porque luego se dedicó casi exclusivamente a laliteratura,a la dramaturgia y al periodismo.
Durante su juventud era partidario de la unificación alemana, ya que era un judío asimilado.
Herzl aspiraba a convertirse en juez, pero su condición de judío no se lo permitía. Más tarde combinó la práctica forense con su actividad como escritor, dramaturgo y periodista. Escribió también comedias de éxito para teatros vieneses.
En 1891 se volcó al periodismo. Asumió la corresponsalía en Paris del influyente periódico liberal de Viena, Neue freie pruesse.
Como corresponsal en París constató y analizó el crecimiento del antisemitismo. A partir de esto comenzó a implicarse emocionalmente en el «problema judío», al que hasta entonces no había prestado demasiada atención. Pero a partir el Caso Dreyfus en 1894 le implicó un cambio del asimilacionismo hacia el nacionalismo ya que, en sus propias palabras, asistir al proceso Dreyfus y a la agitación antisemita que se generó en torno a ese caso fue lo que le convirtió definitivamente en sionista.
El caso Dreyfus fue un notorio proceso antisemita ocurrido en Francia, en el que un capitán judío del ejército francés,Alfred Dreyfus, fue injustamente acusado de traición, fue culpado de espiar para Alemania.
Herzl, como corresponsal de Neue Ffreie Presse, fue uno de los pocos periodistas a los que se les permitió asistir a la ceremonia de degradación de Dreyfus. El prisionero fue obligado a cruzar el patio, lo que hizo mientras clamaba su inocencia. La muchedumbre respondió entonces con consignas racistas y, a la salida del edificio, Herzl fue testigo de las manifestaciones en París tras el juicio, en las que se gritaba "¡Muerte a Dreyfus! ¡Muerte a los judíos!".
La profunda atmósfera antisemita condujo a Herzl hacia un nuevo horizonte: comenzó a rechazar sus primeras ideas sobre la emancipación judía y la asimilación para creer que el Pueblo Judío debía retirarse de Europa y crear su propio Estado.
LIDER SIONISTA
Su nueva visión sionista fue presentada en su totalidad en su libro titulado “El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía”, que se publicó en febrero de 1896. Allí propuso que la solución al «problema judío» es la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo. Sus ideas fueron recibidas con entusiasmo por las masas judías, que lo consideraron como un moderno Moises.
Sus partidarios, al comienzo, pocos en número, trabajaron día y noche, inspirados por su ejemplo. Estableció su oficina central en Viena, desde donde desplegó su actividad hacia la comunidad judía, que comenzó a percibirle como un líder moderno.
En 1897, fundó en Viena «El Mundo», el primer órgano sionista oficial. Ese mismo año organizó el Primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza. Allí fue elegido presidente (cargo que ocupó hasta su muerte), y en 1898 comenzó una serie de iniciativas diplomáticas destinadas a conseguir apoyo para un país.
Herzl murió en Austria en 1904 por insucifiencia cardíaca a la edad de 44 años. Su voluntad estipulaba que debía tener un entierro simple, sin discursos o flores y añadió, "Quiero ser enterrado en el panteón junto a mi padre, y descansar allí hasta que el Pueblo Judío me conduzca a Eretz Israel".
Herzl creó una poderosa organización sionista que se extendió por todo el mundo, Sus órganos, es decir, los Congresos, comités de acción y asambleas locales estaban constituidos sobre una base democrática ; pero él personalmente fue siempre muy autoritario. En todo fue una personalidad fuerte y atrayente que creía poseer una fe inquebrantable en sus ideales, estando siempre seguro de que un día se realizarían. En efecto, sólo cuarenta y cinco años después de su muerte, el Estado de Israel fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas.
SU OBRA: "EL ESTADO JUDÍO"
Su obra mas importante fue en 1896- «El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía» (Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage): es un libro que se publicó en febrero de 1896. Es considerado como punto de partida del movimiento sionista. Trata de que el problema del antisemitismo solo sería resuelto cuando los judíos dispersos por el mundo se puedan reunir y establecerse en un Estado moderno e independiente. Por lo tanto propuso que la solución al «problema judío» es la creación de un Estado judío, independiente y soberano para todos los judíos del mundo y que esto sea un asunto de política internacional. El texto, más un manifiesto que una obra doctrinal, estableció un plan político y práctico, ofrece una visión moderna e ilusionante para el naciente nacionalismo judío. Consta de varios capitulos, por ejemplo: La cuestión judia, causas del antisemitismo, Argentina o Palestina (refiere al lugar del futuro Estado), La jornada de siete horas, El ejercito, El idioma, La bandera, etc.
Este libro causó un impacto sin precedentes en el mundo judío de aquel fin de siglo XIX. Hasta entonces, los judíos solo hablaban sobre el antisemitismo en círculos cerrados y la mayoría hasta fingía ignorarlo para no atraer la atención de enemigos hostiles. Herzl, entretanto, denunció el antisemitismo como nadie había hecho con gran audacia personal. Antes de él, solamente el judío ruso Leon Pinsker, encaró el problema de forma semejante, en el libro Autoemancipación. El propio Herzl admitió que si lo hubiese leído, tal vez no habría escrito El Estado Judío que, poco después de publicado, se editó en inglés, ruso, ydish, hebreo, francés y español. En su comentario editorial, el periódico inglés "Jewish Chronicle" publicó: "Un Moisés acaba de surgir. Él se llama Theodor Herzl".
"El Estado Judío” es la muestra perfecta del pensamiento anticipatorio y de la firme convicción de Teodoro Herzl para impulsar el nacimiento de lo que es hoy una realidad, orgullo y dignidad para todo judío: el Estado de Israel.
El ideario sionista continúa vigente y vital como hace 100 años. Sigue invocando a la reunión del Pueblo Judío y reconociendo a Eretz Israel como el sitio mas pleno y significativo para vivir como judíos, gestando una sociedad ejemplar que se sostiene en la permanente construcción de la democracia y de los valores humanos.
Con el “Estado Judío”, Herzl logró estimular el orgullo de ser judío e inició la revolución social, cultural y política más exitosa del siglo XX. La creación de un Estado Judío en nuestra tierra ancestral, después de dos mil años de dispersión y persecuciones es una realidad que solo un siglo atrás parecía un sueño y meramente una utopía.
A continuación se puede conocer el texto de "El Estado Judío"
www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages2/Herzl_Teodoro/ElEstadoJudio.html#_Toc324189560